El amor verdadero empieza aceptando tus imperfecciones

¿Y si el amor verdadero no se trata de perfección, sino de aceptar lo imperfecto?
Cuando pienso en el amor, me vienen a la mente recuerdos cálidos: como cuando cantaba Señora, Señora en el festival escolar, con una manualidad en mano y lágrimas en los ojos al ver a mi mamá emocionada. En esos momentos, el amor parecía sencillo, puro, casi perfecto. Pero la realidad es que el amor genuino también implica heridas, silencios y cosas no dichas.
El amor y la aceptación de las imperfecciones
Aceptar nuestras imperfecciones (y las de los demás) no es fácil. Como madres, nos juzgamos con dureza por los errores en la crianza. Como hijas, a menudo reprochamos lo que no fue. Ambas partes nos exigimos perfección, olvidando que el amor verdadero no se trata de eso. En su núcleo, el amor está sostenido por algo más poderoso: la compasión.
La compasión como el puente hacia el amor pleno
Practicar la compasión no es indulgencia, es valentía. Es mirar nuestras heridas y errores con amor, no con juicio. Como dijo Jack Kornfield: “Si tu compasión no te incluye a ti mismo, está incompleta.”
Cuando aprendemos a incluirnos en ese proceso, podemos extender esa misma compasión a quienes amamos. Y ahí, en ese espacio de aceptación, es donde el amor verdadero florece.
Desde el caos de emociones hasta la gratitud
En mi novela Furia Plena, Mónica vive esta lucha interna. Su relación con su madre está llena de reproches y silencios, pero también de la necesidad de amor. Es un reflejo de lo que muchas hemos vivido: relaciones imperfectas que nos enseñan a amar desde un lugar más real. Porque el amor no necesita idealizaciones, sólo necesita que nos permitamos sentirlo todo: gratitud, rabia, cariño y confusión.
El hermoso intentar y la plenitud que surge
Aceptar nuestras imperfecciones y las de quienes amamos no es un destino, es un proceso. Es un hermoso intentar que nos lleva a construir un amor más pleno y auténtico.
¿Qué puedes hacer hoy para empezar este camino?
- Hazle espacio a una memoria: Puede ser una experiencia buena o difícil, pero siempre real. Escríbela, dibújala o simplemente contempla esa historia que traes en tu corazón.
- Regálate una lectura que abrace lo que sientes: En Furia Plena, exploro cómo el amor, con todas sus heridas y su belleza, puede enseñarnos a aceptar nuestras imperfecciones y a crecer a partir de ellas.
Hoy quiero invitarte a reflexionar:
¿Qué historia llevas en tu corazón que necesita ser vista con compasión?
Cuando te permitas recordarla, notarás que incluso en medio del caos, hay espacio para el amor y la gratitud.
Y si quieres explorar más sobre cómo el amor y la compasión pueden transformar nuestras vidas, te invito a unirte a mi newsletter en Substack.
Cuando te suscribas, descubrirás cómo estos mensajes pueden ayudarte a aceptar tus imperfecciones y construir relaciones más significativas.
